Una paciente del amor.

Si Javier auyero leyera esto (nunca) tal vez ofendería su intelecto,es decir comparar la espera de una relación a distancia con una «teoría» acerca de los pacientes del estado,si definitivamente ofendería al mismo,pero no importa,no es el punto.

Me convertí en una «paciente del amor» yo la sagitariana más liberal,más comprensiva,más paciente,la espera genera cierta «incertidumbre» (la espera cansa) «no es lo mismo esperar en un hospital público que en un hospital privado».

Todos los días me levanto pensando en si volverá o no,no me importa lo quiero conmigo,si sagitariana hija única histérica malcriada,amante de Galeano y de Borges (de mi querido Weber también) enamorada de mi novio neoliberal romántico,un poco machista (bastante) y con unas ideas un poco interesantes (no tanto).

La relación a distancia es una instancia de amorío y no sé qué constante,lo extraño como el día que se fue y ese es mi problema,extrañar aparte de la idea de que el amor es frágil y de la idea de ¿Cómo se proyecta un futuro con alguien que no está en mi presente? Y con el «no está» me refiero a lo físico,literalmente en otro mundo,otro continente.

Preparense,los que estén dispuestos a amar sin barreras,solo dentro de un círculo polar distinto ah y de la línea del Ecuador para arriba.

Lo peor de ser «paciente del estado» es la espera,no saber hasta cuando tenes que esperar,no puedo tachar ni días,ni horas,ni meses de un calendario por qué lo único que recibo del otro lado es «no lo sé» (aparte de mucho amor y ternura por teléfono) me mata el solo pensar en una «posible idea» de un millón de cosas que podrían suceder.

Sin importar que piensen,el amor es amor cuando entra en su estado más pleno de libertad.

 

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